Para Fernando Mol, el cine llegó en las piñatas: una sábana blanca convertida en pantalla, niños sentados en el piso, el bullicio detenido, los dulces olvidados. “Ahí vi Dumbo, Los Aristogatos y Star Wars. Dejábamos los juegos y los dulces para sentarnos a mirar.
Para José Jiménez, el cine comenzó con una ventana abierta al planeta. “Mi recuerdo más vivo respecto al cine es con el cine documental —dice—. Ver imágenes del mundo en pantalla frente a mí me hicieron soñar con estar ahí, con dejar de ser ciudadano de unos cuantos kilómetros cuadrados y volverme alguien que vive presente en todo el planeta.”
Para Erica Navarro, el cine comenzó con una fascinación pura, casi infantil. “Recuerdo muy vívidamente no distinguir si lo que veía en la pantalla grande era real o no”, dice.
Para thomDíaz, el cine comenzó en silencio, entre el sonido leve de unas agujas tejiendo y las luces parpadeantes de una televisión. “Mi primer acercamiento fue de pequeño —recuerda—, observando a mi abuela Refugio ver cine en la televisión.” Eran las películas en blanco y negro de la época de oro del cine mexicano.
Para Gabriel Ramos Jiménez, el cine comenzó con una cámara casera. “Desde pequeño me gustaba grabar con una cámara de video que tenían mis papás”, recuerda. En aquellas primeras grabaciones domésticas —imperfectas, espontáneas, sinceras— nació una curiosidad que con el tiempo se transformó en vocación.
Se parte del festival, inscribe tu material y nos vemos en la sala de cine… Plano Norte en Corto 2025 invita a cineastas, creadoras y equipos de producción a inscribir sus cortometrajes, largometrajes, documentales o...
Para Fernando Mol, el cine llegó en las piñatas: una sábana blanca convertida en pantalla, niños sentados en el piso, el bullicio detenido, los dulces olvidados. “Ahí vi Dumbo, Los Aristogatos y Star Wars. Dejábamos los juegos y los dulces para sentarnos a mirar.
Para José Jiménez, el cine comenzó con una ventana abierta al planeta. “Mi recuerdo más vivo respecto al cine es con el cine documental —dice—. Ver imágenes del mundo en pantalla frente a mí me hicieron soñar con estar ahí, con dejar de ser ciudadano de unos cuantos kilómetros cuadrados y volverme alguien que vive presente en todo el planeta.”
Para Erica Navarro, el cine comenzó con una fascinación pura, casi infantil. “Recuerdo muy vívidamente no distinguir si lo que veía en la pantalla grande era real o no”, dice.
Para thomDíaz, el cine comenzó en silencio, entre el sonido leve de unas agujas tejiendo y las luces parpadeantes de una televisión. “Mi primer acercamiento fue de pequeño —recuerda—, observando a mi abuela Refugio ver cine en la televisión.” Eran las películas en blanco y negro de la época de oro del cine mexicano.
Para Gabriel Ramos Jiménez, el cine comenzó con una cámara casera. “Desde pequeño me gustaba grabar con una cámara de video que tenían mis papás”, recuerda. En aquellas primeras grabaciones domésticas —imperfectas, espontáneas, sinceras— nació una curiosidad que con el tiempo se transformó en vocación.
En el ecosistema cinematográfico, los festivales son más que alfombras rojas: son lugares donde se prueba el pulso del cine, se descubren nuevas voces y se negocia el futuro de lo que veremos en pantalla. Tres faros europeos concentran, desde hace décadas, una influencia decisiva.
Para Roberto, el cine comenzó en la televisión. En casa, los fines de semana, las historias del cine de oro mexicano llenaban la sala. Era una rutina sencilla, pero mágica: “Veíamos esas películas en tele abierta —recuerda—.
Para Gerardo Villa Rela, el cine comenzó con dos rugidos: el de un T-Rex y el de una motocicleta futurista. “Ver Terminator 2 con mi papá, y después Jurassic Park, fueron experiencias que me marcaron desde niño.”
A veces basta una sala oscura y una historia luminosa para que todo empiece. Para Marco Ibarra, ese primer destello ocurrió en el cine Sada Vidrio, mientras veía El Mago de los Sueños. Aquel momento, simple y poderoso, fue una puerta a la imaginación.